Preguntas frecuentes sobre las ecoetiquetas
En este post te explicamos algunas de las dudas y preguntas más frecuentes en relación a este gran mundo de las ecoetiquetas.
Antes de nada nos gustaría decirte una cosa:
Si no tienes una empresa o marca: no te agobies con la cantidad de ecoetiquetas que puedes ver a diario. Hoy en día todos queremos ser sostenibles, pero hay que saber diferenciar el marketing verde del greenwashing. Nuestro consejo es que seas fiel a las marcas o productos que sabes que hacen las cosas bien.
Si tienes una empresa y quieres certificarte o ya lo has hecho, al menos comprométete de verdad y no tengas solo el papelito. No hay mejor manera de ganarse la confianza de las personas que siendo coherente.
A cualquier persona: fomentar el consumo de productos sostenibles es uno de nuestros objetivos, pero siempre decimos que todo debe basarse en un consumo responsable, no en esa filosofía de comprar, usar y tirar.
Ahora sí, vamos al lío.
¿Qué son las ecoetiquetas?
Las ecoetiquetas o etiquetas ecológicas pueden definirse como distintivos que aportan información sobre el desempeño ambiental de los productos o servicios que las llevan.
O lo que es lo mismo, nos permite saber si ayudan a cuidar y a conservar el medio ambiente en todo su ciclo de vida o en una fase del mismo.
El análisis del ciclo de vida (ACV) se realiza para obtener información sobre diferentes aspectos ambientales de un producto, desde que se extraen las materias primas hasta que finaliza su vida útil, con el objetivo de conocer el impacto real en el medio ambiente.
Con la explicación gráfica seguro que lo entiendes mejor:
¿Para qué sirven las ecoetiquetas?
Todos estamos al tanto de la grave crisis ambiental que estamos viviendo y aunque las industrias tienen gran influencia en el cambio climático, las personas también podemos actuar y decidir en función de lo que consumimos.
Así, si vemos un producto con ecoetiqueta sabemos que su impacto ambiental, teniendo en cuenta el ciclo de vida, es menor que otros productos similares.
Por lo tanto, las ecoetiquetas aportan algo de transparencia e información.
Con respecto a las empresas, si sus productos están certificados tendrán ventaja frente a otros que no lo estén y puede ser crucial en la decisión del consumidor. Una desventaja para las PYMES es que tienen una cuota que pagar al organismo certificador (la cual no es precisamente barata).
¿Quién regula las ecoetiquetas?
Las ecoetiquetas pueden estar reguladas por:
Organismos públicos como el Comité de la Etiqueta Ecológica de la Unión Europea (CEEUE).
Organismos privados tales como AENOR (en España).
Esto dependerá del tipo de ecoetiqueta y de la naturaleza de la misma. No te preocupes, más abajo ampliamos información sobre los principales grupos.
Lo que sí, tanto organismos públicos como privados deben ser imparciales y neutrales.
¿Quién otorga las ecoetiquetas?
Si, lo que estás pensando.
Aquellos que las regulan son los que las pueden conceder, siempre que se cumplan los requisitos que pide cada una de las etiquetas ecológicas.
¿Cuántas ecoetiquetas existen?
En los años 90, cuando comenzó el sistema de ecoetiquetas, se aplicó a detergentes, electrodomésticos, pinturas y bombillas. Hoy en día se extiende a alimentos, comercios y edificios, actividades de ocio y turismo, ropa, cosmética, etc.
Por lo que existen muchas, muchísimas y podemos agruparlas en 3 tipos de ecoetiquetas:
Tipo 1: ecoetiquetas oficiales o sellos autorizados.
Aquellas certificadas por un organismo público o sin ánimo de lucro y de prestigio reconocido, que valida el cumplimiento de los criterios ambientales en todo el ciclo de vida del producto. Suelen ser a nivel comunitario y deben cumplir los requisitos de la Norma ISO 14024.
Ejemplos de ecoetiquetas tipo 1: Etiqueta Ecológica Europea (EEE) que se utiliza en aquellos productos o servicios cuyo origen es Europa (incluidos los países que no están en la CEE) y que es una de las ecoetiquetas más importantes. También se le conoce como ecoetiqueta flor europea.
Aquí tienes toda la información si quieres solicitarla.
También son muy conocidas la ecoetiqueta Blue Angel de Alemania, la ecoetiqueta Cisne Nórdico de Noruega o la ecoetiqueta FSC.
Tipo 2: autodeclaraciones ambientales.
En este caso, es la propia empresa la que certifica su desempeño ambiental sin ser validada por un tercero imparcial. Se rigen por las normativas ambientales y ecológicas de cada país y deben cumplir con los requisitos de la Norma ISO 14021.
Son designadas por entidades privadas y se les conoce también como “ecoetiquetas no oficiales”. Normalmente hacen referencia a una parte del ciclo de vida del producto o a alguna característica.
Ejemplos de ecoetiquetas tipo 2: todas aquellas con adjetivos tales como envase biodegradable, compostable, reciclable, bajo uso de recursos y los más conocidos, son los símbolos del reciclaje (círculo de Möbius).
Tipo 3: ecoetiquetas y declaraciones ambientales de producto.
En ellas, se analiza todo el ciclo de vida de un producto y se da información sobre los datos ambientales extraídos. Se rigen por la Norma ISO 14025 y deben ser verificadas por un organismo imparcial.
La principal diferencia con las ecoetiquetas de tipo 1 es que estas, no tienen que cumplir obligatoriamente ningún requisito.
Ejemplos de información aportada por las ecoetiquetas de tipo 3: cantidad de energía utilizada durante la fabricación, cantidad de residuos generados.
Las más fiables para los consumidores son las de tipo 1 y tipo 3, puesto que hay un organismo imparcial que las valida. La característica principal de las ecoetiquetas certificadas es que tienen carácter voluntario.
Hoy en día existen ecoetiquetas para alimentos, ecoetiquetas para hoteles, ecoetiquetas que certifican servicios y actividades, ecoetiquetas para arquitectura, certificaciones de eficiencia energética…
En definitiva si tienes una empresa, sea cual sea tu actividad o tu producto y si te interesa certificarte con alguna ecoetiqueta, paciencia y busca bien cual es la que mejor se pueda adaptar a tus necesidades.